martes, 30 de diciembre de 2014

POR UN PUÑADO DE GOLOSINAS

DICIEMBRE DESCEREBRADO

ATECEA publica nueva entrada en su proyecto CUENTOS DESCEREBRADOS gracias a la colaboración de Venancio Rodriguez, el cuál junto a usuarios de nuestra Asociación, darán a luz historias en formato cuento, los cuales narrarán vivencias, sueños e ilusiones que viven o han vivido nuestros usuarios. Ilusionados con el proyecto, os dejamos el último cuento del año, el doceavo cuento desarrollado con Timoteo Gonzalo.

Timoteo Gonzalo

POR UN PUÑADO DE GOLOSINAS

Érase una vez tres dulces ángeles que querían nacer y no encontraban ninguna familia a su gusto. Todavía les quedaban cosas por aprender para conseguir el rango de arcángeles y necesitaban volver a la tierra para doctorarse. Después de mucho patear por diferentes Ministerios, se fueron al de “Reencarnaciones y Resurrecciones” para echar una instancia. Al llegar allí pidieron un formulario y, después de rellenarlo, les dijeron que ya se pondrían en contacto con ellos cuando encontrasen a la familia adecuada. Pasaron los siglos y un buen día recibieron la tan deseada llamada. Se presentaron allí los tres ángeles, nerviosos como flanes. Santo Tomás de Aquino, que era el secretario, les mostró un dossier que contenía la información que tanto habían esperado sobre los padres propuestos. Les dijo que aquella carpeta contenía todo lo que les iba a suceder en el futuro a los que serían sus futuros padres. También; que después de examinarlo lo podrían aceptar o rechazar, pero que bajo ningún concepto lo podían revelar a nadie debido a las repercusiones que ello podría conllevar a los propios afectados. Los tres ángeles lo juraron  e inmediatamente se fueron a una mesa retirada para conocer a su futura familia. Abrieron la carpeta con excitación, y uno de ellos comenzó a leer en voz baja:
−“En un pueblo de Soria, cuyo nombre es Quintana Rubias de Abajo, vivirá una familia de conejos muy particular.  Tendrán 8 hijos y  el más pequeño será el más travieso. Éste se llamará Claveles y será el elegido para ser vuestro padre. Claveles tendrá muy buen corazón pero su espíritu inquieto y aventurero le llevará a realizar travesuras arriesgadas, que más tarde le costarán alguna que otra azotaina por parte paterna. Aunque éstas travesuras serán propias de niños de su edad, a su padre, que lo querrá barbaridad, no le dejarán indiferente. Muy al contrario, aún se enfurecerá más cuando alguien se pase por su casa con quejas por algo que su hijo pequeño habría cometido. Contaré dos anécdotas para que se hagan una idea:
Un día, Claveles y sus amigos de la pandilla, llegarán a arrancar todos los tomates y cebollas que había en un huerto, arrojándolos después a un pozo. El dueño del campo, no se sabe a ciencia cierta cómo se enterará, pero el caso es que se presentará en su casa y su padre le tendrá que pagar el desaguisado, no sin antes quitarle el polvo al trasero de su querido hijo en presencia del afrentado agricultor. Otra de las sonadas travesuras por parte del susodicho será que él y su cuadrilla se subirán al tejado de un pajar y tirarán todas las tejas al suelo, rompiéndose todas ellas, claro está. En fin,  así podríamos continuar con cientos y cientos de travesuras de este calibre.
Cuando cumpla los 13 años, Claveles se irá a Barcelona a trabajar de camarero. Allí permanecerá 5 años trabajando en Sans, barrio muy popular y populoso de la ciudad Condal. Como será muy trabajador y honrado, sus jefes le tendrán un gran aprecio. Como dije, los problemas vendrán a raíz de su espíritu aventurero. Allí conocerá a unos conejos que lo meterán en el tráfico de golosinas. Y por aquí le vendrá su perdición, como más adelante veremos… A los 18 años volverá a Zaragoza y se montará un bar en la calle Daroca a medias con un hermano, al que más tarde le comprará su parte y se quedará solo en el negocio cuyo nombre será “Los Numantinos”. Ese mismo año conocerá a Rosita, la coneja con la que se casará. Ella será su ángel de la guarda, el puntal de su casa y su fiel compañera. Él tenía 24 años y ella 19 cuando se casaron y se irán a vivir en un piso madriguera encima del negocio. La familia de ésta era de Monforte de Moyuela, Teruel. Tendrán tres retoños. Después de 20 años trabajando los dos a brazo partido casi las 24 horas del día, decidirán que aquello no era vida y lo traspasarán. Él encontrará un puesto de trabajo repartiendo magdalenas. Después de 5 años realizando esta labor, pasará un aciago día en el que éste estará realizando su labor como siempre y un traficante de golosinas americano se lo encontró. Su nombre es Clint Eastwood. Al verlo lo retará a un duelo a muerte a la antigua usanza, a pistola… A este capo mafioso lo conoció Claveles en Barcelona. Resulta que cuando traficaba con golosinas se equivocó con los cambios al ir a pagar al malvado capo una partida de regaliz, y éste se lo tomará a mal. Y se la tuvo jurada desde entonces hasta aquel  día que, por casualidad se lo encontró repartiendo magdalenas en la Calle García Sánchez. Y fue a por él.  Al chapurrear un poco el castellano, Clint le dirá:
− ¡Eh you! Mi going to matar a tú. −Que traducido al castellano quiere decir: “’ ¡Eh tú! Yo te voy a matar a tú"
Como Claveles sabía que Clint era el más rápido al oeste del Ebro, le contestará:
− ¡Oh, no por favor, fue un error! Me equivoqué con los cambios, te lo devolveré todo, no te preocupes. No era mi intención. No me mates, por favor. Tengo tres hijas que alimentar. No tengo pistola para defenderme…
Pero Clint era un hombre sin piedad. No en balde se había criado en Garrapinillos debido a que era hijo de militares procedentes de Kansas City que trabajaban en la base americana. Por otra parte,  andaba éste un poco duro de oído y no comprendió bien lo que decía Claveles. Clint le prestará una pistola a Claveles y haciendo gala de su falta de escrúpulos y de su aguda sordera, volverá a repetir:
− ¡Mi going to matar a tú! Y no spok  anymore. −Que quiere decir más o menos: “’¡Yo voy a matar a tú y no se hable nada más!”, o algo así.
Se pondrán uno frente al otro mirándose fijamente. Clint tendrá los ojos inyectados en sangre, mas Claveles estará temblando. Entonces, sabiendo Claveles que le quedaban pocos segundos de vida, rezará un padre nuestro y, al disparar Clint, milagrosamente la bala se desviará de su trayectoria al corazón y le dará en la cabeza. Éste caerá al suelo, dándose un coscorrón en la cabeza. Claveles no morirá, pero lo dejará marcado de por vida. A Clint lo meterán en el calabozo, pero al tercer día, sus secuaces asaltarán la prisión y huirá a Cincinnati. A resultas del duelo, la bala se alojó peligrosamente en la región occipital del tubérculo izquierdo de la zona consistorial que lo dejará viendo zanahorias dando vueltas en su cabeza por 3 meses en la madriguera hospital de la MAZ. Cuando éste se canse de contar zanahorias, se despertará y pedirá rábanos. Y así estará 19 meses ingresado en aquel Centro. Apenas podrá reconocer otra cosa que no sea los rábanos y las zanahorias. Apenas podrá dar saltos, ni comer solo, ni asearse por sí mismo, ni hablar, ni nada de nada. Necesitará ayuda para todo. Cuando el médico que lo atienda le dé el alta, le dirá a su mujer: “No me gustaría estar en su pellejo”.  Lo dirá porque él era consciente del trabajo que se le venía encima a Rosita al tener que atender a su marido en casa. Y así será. A partir de aquel momento, la vida  dará un vuelco de 180 grados a toda la familia. Si antes era Claveles el que trabajaba como un mulo para todos, a partir de su vuelta a casa, todos tendrán que arrimar el hombro para sacar adelante a su padre.
La jefa de planta de la MAZ llegará a decir de Claveles: “nunca he conocido a nadie al que le viniesen a ver tanta gente”. Y es que Claveles siempre tenía una palabra amable para todos y será muy servicial con todos. Siempre estará dispuesto a hacer favores a quien se lo pidiera. Por eso sus clientes le apreciarán tanto. De hecho, cuando se acercara al bar para jugar al guiñote con sus amigos en silla de ruedas, siempre habrá alguno que se levantará para cederle el puesto. En el período de tiempo que estará ingresado en la MAZ, conocerá a un conejo que, estando en su misma situación y llevando más tiempo que él allí, le informará sobre un Centro de rehabilitación en la Avd. Goya. Allí conocerá Claveles a Koke, la enfermera de la terapia ocupacional que le enseñará todo lo que el duelo con Clint Eastwood le robó de la mente. Ella será para él como la comadrona que le ayudará a nacer de nuevo. Toda la familia  querrá a esta coneja a rabiar porque le echará una mano a su padre más allá de sus obligaciones como profesional. Como Claveles no se podía mover, ella estará 2 años yendo a su casa para trabajar con él. Por cierto, la madriguera de encima del bar la tendrán que abandonar dado que no tenía ascensor, y en las condiciones que estará Claveles, será de extrema necesidad. Posteriormente se trasladarán a un  piso madriguera que reunía las condiciones necesarias para él, situado en la calle Gomez Laguna.  Como digo, la dedicación de Koke a su trabajo será en cuerpo y alma. Cuando él ya esté bastante recuperado después de esos 2 años de un tremendo esfuerzo por parte de los dos,  nacerá un nuevo Centro cuyo nombre será Atecea y allí continuará el tratamiento. En un principio, este Centro de rehabilitación estaba en el barrio del Arrabal y más tarde se instalarán frente al hospital de la MAZ. Aunque su mejoría  será constatable, Claveles nunca volverá a ser el mismo que era antes. Siempre necesitará la ayuda de su mujer, de sus hijas y de toda la familia y amigos”…
 El dossier aún continuaba largo y tendido, pero no lo puedo transcribir aquí debido a que es una información extremadamente delicada. Cuando el ángel terminó de leer el contenido del archivo, se miraron los tres y decidieron dejar pasar unos días para pensárselo. Al cabo de los cuales, regresaron y le dieron el visto bueno. Firmaron los tres el documento. Los tres estuvieron de acuerdo en nacer en aquella buena familia. Y contentos con su decisión, regresaron a su nube a la espera de que les tocase el turno para volver a la tierra como hembras de conejo. Y cuentan los que las conocieron, que consiguieron el doctorado con matrícula Cum-laude. Y dicen que hoy tienen su propio despacho de arcángeles en el cielo… Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
                                                              FIN